jueves, 20 de febrero de 2014

Mal Tiempo. Parte 5

Quinta entrega de Mal Tiempo. La autopsia de la víctima revela algo increible, y surje la primera pista sólida...

- La víctima presenta un largo y profundo corte, casi de oreja a oreja, a la altura de la nuez. Sea cual sea el misterioso objeto que se ha utilizado, se trata de un corte limpio y seguido, y no se ha hecho sierra para seccionar la carne. El corte ha comenzado por la derecha, como se puede ver observando el músculo esterno-cleido-mastoidal derecho. Después ha seguido, en línea recta, sin detenerse, seccionando todo a partes iguales, como si fuera mantequilla. Los cartílagos tiroides, cricoides y demás están cortados de igual manera que los simples músculos.

Gruenewald grababa minuciosamente los escabrosos detalles de la muerte del economista en una cinta de casete, como tenía por costumbre. Lo hacía acompañada por forense local, que la observaba desde un rincón sin meterse. Aquello no extrañaba a la detective, ya que cuando había llegado al depósito, ningún experto de los que estaban allí supo transmitirle una teoría sólida. Era un misterio sin solución, y en cierto modo todo el mundo confiaba en la luz que pudiera aportar la forastera.

- ¿Qué es ese rastro de polvo que hay en la tráquea? - Preguntó, al examinar más profundamente el enorme corte.

- No se lo creerá. - Murmuró el forense - Son trazas de azufre.

- ¿Azufre? ¿Qué pintan restos de azufre en el cuello de este hombre?

- Hola, Clara. ¿Cómo va? - Ferrell ya había llegado y cruzaba la puerta reverencialmente, como hacía siempre que había un muerto presente.

- Tenía razón. Parece un episodio malo de "Historias para no dormir".

- A ver si acierto - Dijo Ferrell , aclarándose la garganta - El asesino es un muerto de ultratumba que se venga de los economistas porque... ¿Era un broker arruinado?

- Muerte viviente no, más bien diría que ha sido la bruja malvada del oeste. Mira dentro del cuello, tiene los músculos tiroidal, esternotiroidal, mieloidal y escaleno partidos; y dentro...

- ¿Qué es esa cosa amarilla?

- Azufre.

Ferrell se quedó pensativo un momento. Pidió al forense que devolviera el cadáver a su sitio y ambos salieron. De camino hacia el hotel Gruenewald no paró de hacerle preguntas y exponer teorías propias, derivadas de una decidida voluntad por encontrar la explicación más lógica.

No fue hasta que llegaron a la habitación de él cuando el inspector empezó a hablar sin utilizar monosílabos. Estaban sentados en la mesa grande del comedor repasando lo que tenían del caso, ella revisando las grabaciones y él tecleando en el ordenador:

- Azufre - Dijo él - Un símbolo demoníaco, ¿eh?

- No creo que vaya por ahí la cosa. ¿Qué estás mirando?

- Información sobre Frederic Abascal, un personaje inquietante que ha despertado mi curiosidad.

- ¿Quién es?

- El profesor de David Martínez. Parece que ejerce una gran influencia en sus alumnos, tiene muchas frustraciones encima, miente, y... Cuando le di la mano tenía restos de azufre bajo las uñas.

- Eso no prueba nada, Ferrell - dijo Gruenewald, escéptica como siempre.

- Es posible. Mira, en 1986 fue expulsado del Grupo de Investigación Hawking de la UB, que era y es el más prestigioso en su campo. Sus teorías eran absurdas y su actitud improcedente, según lo que me han dicho cuando he llamado.

- Una oveja negra dentro de la comunidad científica, ¿verdad? ¿Pero qué hacía? ¿A qué se dedicaba?

- Era miembro también del CES, el Centro de Estudios de Simbología, donde impartía clases de metafísica hasta ser también expulsado. Creo que por las mismas razones. Gruenewald, te parecerá ciencia ficción, pero casi todos sus artículos defienden a capa y espada los viajes en el tiempo, la estasis temporal... el control del tiempo.

Gruenewald se quedó asombrada escuchando todo aquello, que no parecía conducir a ninguna parte.

- Formuló un método de aceleración de partículas que parecía prometedor, pero en la práctica parecía más un ritual esotérico que otra cosa. - Ferrell adoptó esa postura tan característica que siempre inquietaba a Gruenewald. Parecía que su compañero le dijera con su mirada traviesa: "Ahora viene lo mejor de todo" - He reservado una visita a su antiguo despacho, el que tenía primeramente.

El antiguo despacho del doctor Abascal lo ocupaba ahora un investigador de energía atómica. Toda la estancia estaba llena de papeleo medio olvidado, informes, libros de cuentas, gruesas carpetas con material cuidadosamente archivado, un ordenador amarillento por el humo del tabaco y las horas de estar encendido a perpetuidad... Todo muy normal, nada que escapara de lo previsible .

El viaje desde Montfosc hasta Barcelona había durado una hora escasa. Los detectives habían pasado la noche planeando la visita y formándose expectativas sobre lo que encontrarían, y al llegar al lugar se llevaron una ligera desilusión.

- El "Manitú " no dejó ninguna de sus pertenencias aquí. Todo el " Vudú" fue embalado y enviado por correo.

- ¿Seguro que no queda nada? Somos grandes admiradores suyos, cualquier cosa suya, aunque sea una nota, nos haría muy felices.

- Miren lo que quieran, pero no toquen nada del doctor Schlenn.

Entonces Ferrell se dio cuenta de que el suelo era diferente al del resto del edificio, el cual generalmente era de losa.

- ¿Esto es alfombra o enmoquetado? - Preguntó.

- Moqueta. Pero ¿por qué...?

Con una sola mirada, Ferrell hizo saber a su compañera lo que había que hacer a continuación. Ya se habían encontrado con situaciones similares en el pasado, y con el paso del tiempo acabaron por desarrollar un completísimo código de gestos secreto.
- Cuénteme, señor Gavilà, ¿por qué razón llamaban el doctor Abascal "el Manitú"? – Dijo Gruenewald; acompañando el conserje amablemente, pero con firmeza, hacia fuera.

Ferrell actuó deprisa. Desplegó su cuchillo con destreza de salteador de caminos y empezó a practicar los cortes precisos en una sección especialmente ancha de parterre libre, sin ningún trasto encima. En segundos, ya estaba extrayendo un buen trozo del rojo enmoquetado.

- ¿Has encontrado algo? - Su compañera volvió a entrar mientras él realizaba una serie de fotos al suelo bajo la moqueta.

- ¿Y el conserje?

- Ocupado en la planta de abajo, contestando el teléfono y moviendo papeleo. Me ha repetido que no desordenemos nada y que no tardemos.

- Vaya. Me temo que soy uno de esos fans histéricos...

- ¿Qué es esto?

- El instinto no me falla nunca. - Dijo el inspector mirando triunfante a su compañera - Frederic Abascal no sólo tenía fama de brujo. De hecho, lo era.

En el trozo del verdadero suelo de losa que había quedado al descubierto se podía ver, como si de un resto arqueológico se tratara, una serie de círculos concéntricos grabados con extraños símbolos dispuestos simétricamente en sus circunferencias. Ferrell identificó los símbolos y adivinó el resto que componía el conjunto, que debía de ser un dibujo tan grande como toda la habitación: era un círculo alquímico. Seguro que aquellos que pusieron esa moqueta tenían miedo de perder el apoyo de la Generalitat si se descubrían las tendencias del señor Abascal.

( Continuará...)




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